NUESTRA POSICION ANTE LA ELECCION DE RECTOR DE LA UNLP
¿PORQUE NO VOTAMOS A TAUBER?
La primera de ellas tiene que ver con la forma en que las actuales autoridades conciben el ejercicio de la democracia dentro de la Universidad, reproduciendo un régimen político jerárquico y elitista, que en lugar de promover la participación activa y el debate ideológico genera la desmovilizació n del conjunto de la comunidad universitaria y favorece los acuerdos corporativos. La segunda cuestión tiene que ver con el modelo general de Universidad que se ha consolidado durante la gestión de Azpiazu, plenamente situado en el horizonte neoliberal de la Ley de Educación Superior.
Una democracia para pocos/as“La consigna de hoy para ti, mañana para mí, corría de boca en boca y asumía la preeminencia de estatuto universitario”Manifiesto Liminar, en referencia a la elección de autoridades.
La ilegítima Asamblea Universitaria de mayo de 2007, donde el arquitecto Azpiazu fue reelecto casi a las escondidas, puso de manifiesto la voluntad política de los sectores que conducen el rectorado y de las minorías profesorales de sostener a cualquier precio un régimen de gobierno que sigue siendo anacrónico y que está basado fundamentalmente en intereses corporativos.
Esta cuestión, que consideramos primordial al momento de fijar posición, no se revirtió con el proceso de reforma de los estatutos que tuvo lugar en el año 2008 donde, más allá de lo positivo de la inclusión de los trabajadores No Docentes en los órganos de co-gobierno, se dilapidó una gran ocasión para avanzar en la construcción de una Universidad verdaderamente democrática.
Por el contrario, se terminó consolidando un régimen de gobierno donde sigue siendo una minoría la que detenta el 50% de los votos; donde el claustro docente en lugar de unificarse se atomiza todavía más y donde la participación de los estudiantes en vez de aumentar, disminuye. Podríamos decir, parafraseando a los reformistas, que hoy contamos con una vergüenza más y una libertad menos. Una más que se añade a la del 20 de febrero de 1996 y a la de mayo de 2007, por mencionar dos hitos del proyecto político que conduce desde hace décadas la Universidad Nacional de La Plata.
Por último, en lo que refiere a este punto, queremos denunciar la metodología sistemáticamente utilizada a lo largo de estos años, donde la inmensa mayoría de las decisiones que atañen al conjunto de la comunidad universitaria se tomaron en reuniones de Decanos relegando al Consejo Superior de la Universidad a un papel poco más que decorativo.
En síntesis, detrás de una fachada democrática nos encontramos con que el poder está concentrado en pocas manos y puesto al servicio de intereses corporativos.
Un modelo de Universidad para una sociedad desigual y excluyenteCuando hacemos referencia a intereses corporativos, no estamos diciendo que no haya un modelo de Universidad detrás. Todo lo contrario. Precisamente en ese punto radicamos nuestro segundo eje de cuestionamiento a la actual gestión.
En líneas generales, consideramos que se ha profundizado el modelo de Universidad que se expresó claramente en la Ley de Educación Superior (LES) del menemismo, tendiente a adecuarse a las necesidades del mercado en detrimento de las necesidades concretas de las grandes mayorías sociales. La LES no fue otra cosa que una formidable contrarreforma universitaria, destinada a consolidar un modelo de país a la medida de los grandes intereses económicos.Las políticas desarrolladas en el plano de la Investigación científica y de la producción de conocimientos siguen estando supeditadas a los intereses de las grandes empresas y grupos de poder, en lugar de orientarse a la resolución de los verdaderos problemas del conjunto de la sociedad.
Algo similar ocurre en el caso de la Extensión Universitaria, concepto bajo el cual frecuentemente se encubre la venta de servicios a terceros -muchas veces grandes empresas- que se apropian del conocimiento producido por la Universidad Pública para multiplicar sus ingresos. De esta forma, se desvirtúa profundamente lo que debiera ser una articulación entre la universidad y la sociedad, donde los profesionales egresados de la UNLP pongan sus conocimientos al servicio de los sectores populares.
Nuestra decisión de no votar al arquitecto Tauber se basa en la evidente continuidad en relación a la gestión de Azpiazu, pero también se desprende del análisis de su propuesta, contenida en el documento “Objetivos estratégicos” y de la evaluación política del marco de alianzas en que se sustenta su candidatura.
Del documento que contiene los “objetivos estratégicos” para el próximo período de gobierno poco y nada se puede extraer. Se trata de una plataforma aséptica, en donde no se vislumbra ningún cambio de rumbo respecto a las cuestiones que venimos señalando.
Tampoco es posible esperar cambios significativos en función del armado político que se avecina. La asunción de Azpiazu en el 2004 fue consecuencia de un acuerdo que posibilitó que el radicalismo se doblara pero no se rompiera. En aquel momento se había conformado un espacio opositor sumamente heterogéneo y cuyas bases eran poco sólidas, como quedó demostrado a poco de andar, cuando el rectorado fue logrando incorporar poco a poco a la mayoría de las Facultades que se habían aglutinado en aquel polo que sostenía, aún con matices, posiciones reformistas.
Algunas de esas Facultades tendrán un lugar bastante marginal en la nueva arquitectura política diseñada desde la presidencia de la UNLP, que ha adoptado la decisión política de recostarse en los sectores más conservadores.La conducción de la UNLP a partir de 2010 estará hegemonizada por los sectores más ortodoxos del radicalismo (Arquitectura) y del justicialismo (Periodismo y Bellas Artes, fundamentalmente, facultades a las que suman ahora Ingeniería e Informática) al mismo tiempo que se pone de manifiesto un avance significativo de los sectores más reaccionarios de la Universidad (Medicina, Odontología, Derecho y Económicas).
El desafío: construir una alternativa políticaSin embargo, pensar que la actual correlación de fuerzas es inmodificable implicaría, por un lado, subestimar nuestras posibilidades en términos de construir otro modelo de universidad y, por otro lado, ignorar las debilidades y contradicciones del actual entramado.
El escenario que se nos presenta parece ser monolítico, pero no lo es. Por eso consideramos que todos aquellos docentes, estudiantes, no docentes, becarios y demás actores universitarios que pensamos que es posible construir una Universidad comprometida con los intereses de las clases subalternas debemos iniciar un proceso de diálogo y de trabajo conjunto que desemboque en la construcción de una alternativa política en la UNLP.De nuestra parte concebimos que la Universidad, a través del compromiso implícito asumido con la sociedad que la sustenta, debe responderle a través de tres ejes fundamentales: docencia, extensión e investigación. La defensa de la Universidad implica la defensa de una educación gratuita en todos sus niveles donde las propuestas pedagógicas incluyan una participación activa y dialéctica de docentes y estudiantes, comprendiendo y reconociendo la multiplicidad de saberes.
Por su parte, la extensión debería entenderse como promotora del desarrollo social, vinculando la Universidad con el medio externo a partir de las demandas de las mayorías sociales, en búsqueda de su bienestar. Por último, el desarrollo de la investigación básica y aplicada de ninguna manera puede estar condicionada por los intereses de grandes empresas, como vemos que ocurre en la actualidad.En cuanto al sustento económico de la Universidad, existe una clara pérdida de la autarquía económica que está generando la pérdida de la autarquía política de la Institución.
No podemos dejar libradas las tareas de docencia, investigación y la extensión a “las manos invisibles del mercado”. Resulta indispensable instalar el debate en relación a qué tipo de Universidad queremos y en el contexto de que modelo de sociedad. Estas son las cuestiones que deberían estar discutidas y definidas como programa de gestión en las aulas, en las cátedras, en las facultades y en la Universidad toda.
Marginados por acción o inacción, ignorados o disconformes con las políticas que faltan, con las que vienen y/o con las que no van a venir, es tiempo ya de sentarnos y dejar de lado algunas diferencias para, priorizando los grandes acuerdos, comenzar a forjar una alternativa que permita refundar una Universidad nacional y latinoamericanista, popular, autónoma, gratuita, crítica, abierta y democráticamente cogobernada.
Una Universidad comprometida con los problemas del presente e inserta en el proceso de cambio que viven los pueblos de Nuestra América.
COPA – ESTUDIANTES EN EL FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN:
AGRUPACIÓN 26 DE JUNIO Trabajo Social, AULE Derecho, AULE Humanidades, AULE Psicología, CAMBIUM Agronomía y Forestal, CRONOPIOS Bellas Artes, EL PELO DE EINSTEIN Exactas, FANDANGO Periodismo, MINGA Veterinarias y MUECE Económicas. AGRUPACIÓN LA FRAGUA – TRABAJADORES Y TRABAJADORAS EN EL FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁNAGRUPACIÓN LA BRANCALEONE - DOCENTES Y GRADUADO.